Nuevos avances en la comprensión y tratamiento de la fiebre mediterránea familiar
La fiebre mediterránea familiar (FMF), una enfermedad inflamatoria hereditaria considerada “rara”, está en el centro de una serie de descubrimientos que prometen mejorar la vida de quienes la padecen. Aunque durante décadas la colchicina ha sido la piedra angular del tratamiento, recientes investigaciones médicas y genéticas han ampliado el panorama con nuevas estrategias terapéuticas, mejores criterios diagnósticos y una visión más profunda de su fisiopatología.
Guías renovadas para un manejo más preciso
En 2024, la European Alliance of Associations for Rheumatology (EULAR) junto con la Pediatric Rheumatology European Society actualizaron sus recomendaciones de manejo. Las guías incluyen principios claros sobre el uso de colchicina, el seguimiento de la enfermedad, la atención durante el embarazo y la prevención de complicaciones graves como la amiloidosis renal. También establecen criterios sobre cuándo recurrir a terapias biológicas, como los inhibidores de interleucina-1, en pacientes resistentes o intolerantes a la colchicina.
Hacia diagnósticos más certeros
Si bien los criterios clínicos clásicos siguen siendo la base, ahora se utilizan escalas estandarizadas y herramientas cuantitativas para medir la actividad de la enfermedad y el daño acumulado. Estas nuevas herramientas —entre ellas FMF50, AIDAI o ISSF— permiten evaluar con mayor objetividad la respuesta a los tratamientos y anticipar riesgos a largo plazo.
El gen MEFV y la proteína pyrina, bajo la lupa
Las mutaciones en el gen MEFV, responsable de codificar la proteína pyrina, son el punto de partida de la FMF. Estudios recientes muestran que estas alteraciones disparan una producción exagerada de IL-1β, clave en los procesos inflamatorios. Además, investigaciones en biología molecular apuntan a nuevas rutas implicadas, como NF-κB y mTOR, y a la influencia de factores epigenéticos. Estos hallazgos podrían explicar por qué algunos pacientes desarrollan cuadros leves y otros formas graves, incluso dentro de la misma familia.
Más allá de la colchicina: nuevas terapias
Aunque la mayoría de los pacientes responde a la colchicina, entre un 5 y 10 % presenta resistencia o intolerancia. Para ellos, los inhibidores de IL-1 como anakinra o canakinumab se consolidan como alternativas eficaces. También se reportan casos prometedores con otros biológicos, como tocilizumab. Paralelamente, se investigan diferentes presentaciones y ajustes de dosis de colchicina para optimizar la tolerancia y reducir efectos secundarios.
Una enfermedad con identidad en evolución
Otro debate actual gira en torno al nombre de la enfermedad. Dado que la FMF no se limita a poblaciones mediterráneas, algunos especialistas proponen rebautizarla como pyrin-associated autoinflammatory disease (PAAD), un término que refleja mejor su origen molecular y su distribución global
Mirada al futuro