Aunque las vacunas basadas en ARN mensajero (mARN) han sido objeto de debates y críticas en los Estados Unidos por cuestiones de seguridad y efectos a largo plazo, los proyectos científicos en esta tecnología no se han detenido.
Según expertos del Johns Hopkins Center for Health Security, en Baltimore, los programas de investigación del Departamento de Defensa estadounidense mantienen en marcha el desarrollo de vacunas de mARN con fines estratégicos, especialmente ante  amenazas pandémicas o situaciones bélicas. Estos esfuerzos buscan prevenir o mitigar el impacto de virosis altamente letales, como la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo y otras enfermedades emergentes.
Dado el riesgo de los agentes con los que se trabaja, los estudios deben realizarse en laboratorios de máxima seguridad biológica, conocidos como BSL-4, que permiten manipular patógenos potencialmente mortales sin tratamiento conocido.
Además del ámbito militar y académico, compañías privadas como AstraZeneca y Moderna continúan impulsando el desarrollo de vacunas de mARN contra el virus de Marburgo, un patógeno similar al ébola.
Los analistas señalan que estos programas podrían expandirse hacia nuevos centros en América Latina, con proyectos en marcha en Perú y Argentina, donde se instalan laboratorios de contención de alto nivel capaces de sostener investigaciones de esta  magnitud.
Con esta continuidad, el desarrollo de las vacunas de ARN mensajero mantiene su rol central en la biotecnología moderna, combinando innovación científica, seguridad sanitaria y cooperación internacional.